El lupus es una enfermedad crónica inflamatoria y autoinmune, y hay dos tipos de Lupus: Lupus cutáneo que afecta a la piel y el lupus eritematoso sistémico.
Los principales síntomas de la enfermedad son: fiebre, fatiga, pérdida de peso, artritis, lesiones de la piel expuesta al sol, lesiones de la mucosa oral principalmente, orina con espuma o sangre, sangrado de las encías. Se pueden presentar otros síntomas, sin embargo sólo será posible descubrirlos a través de los exámenes: dificultad para respirar, dolor respirando, disminución de la micción, aumento de la presión arterial, hinchazón del cuerpo y convulsiones.
Para tener un diagnóstico de Lupus es necesario utilizar algunos criterios de un reumatólogo, que son: número de lesiones por fotosensibilidad, nasal y oral, inflamaciones de las articulaciones, alteraciones hematológicas (CBC), cambio neurológico (convulsiones), modificación de los riñones (nefritis), (factor antinuclídeo positivo), alteración de la inmunidad, erupción malar (enrojecida e inflamada, lesiones en la cara alrededor de la nariz y los pómulos también conocido como alas de mariposas). Cuatro son necesarios los criterios citados para establecer un diagnóstico de lupus, pero no todos los pacientes presentarán los criterios mencionados.
El objetivo del tratamiento es controlar o la remisión de los síntomas de la enfermedad que dependerá de los órganos y de las estructuras afectadas. Es importante hacer el tratamiento de las enfermedades asociadas, por ejemplo: hipertensión arterial.
Las medicinas usadas para el tratamiento de la enfermedad son: antiinflamatorios, corticoides e inmunosupresores que son responsables de reducir la acción del sistema inmune.
Es importante tener en cuenta el tratamiento preventivo de lupus, así puede evitar la crisis agudas de la enfermedad que pone en riesgo la vida del individuo.
Debe evitarse la exposición al sol y es necesario el uso de protectores solares con factor de protección solar por encima de 30. Es importante evitar sitios con aglomeraciones o lugares que sean propicias para la transmisión de infecciones.
No existe cura para la enfermedad, pero el tratamiento puede controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.