Economía doméstica: qué es y cómo mantenerla bajo control

¿Alguna vez te preguntaste sobre la economía mundial y local y te surgieron millones de dudas? ¿Y qué hay de la economía doméstica? ¿Nunca te detuviste a pensar sobre su definición, función y aspectos? ¿Sus modos de aplicación, especialmente aquellos que son más eficaces? Afortunadamente, no es todo tan complicado en el campo de las finanzas: existen especialistas que nos proveen de información y asesoramiento a través de sus sitios web.

De hecho, a lo largo de este artículo trataremos de explicar cabalmente el significado de economía doméstica y los modos de gestión que nos acercarán a una mejor administración de las finanzas del hogar. ¡Esperamos que te sean útiles!

Economía doméstica: un acercamiento al concepto

A simple vista, la economía doméstica parece ser aquello que atañe a la administración financiera del hogar: qué cuentas hay que pagar, cuánto es el total de las facturas que nos llegan por mes, cuándo hay que pagarlas, cuánto gastamos en el supermercado, cuánto presupuesto destinamos al ocio familiar, etc. Pero la economía doméstica es mucho más abarcativa.

Es, además de la gestión financiera del hogar, un campo de estudios y profesional que contempla aspectos básicos del desarrollo humano como la higiene, alimentación y vestimenta, además de la educación del consumidor, entre tantas otras cosas.

Es decir, una persona o varias personas a cargo de la economía doméstica del hogar no deben ceñirse únicamente a cubrir los gastos de la casa (como, por ejemplo, el pago de servicios) sino también a cubrir las necesidades de todas las personas a cargo: si se tienen hijos, por ejemplo, hay que garantizar que éstos tengan acceso a los hábitos básicos de higiene, para lo cual indefectiblemente se deberán obtener insumos (jabón, shampoo, crema de enuague, etc.) .

De acuerdo a la organización mexicana Financiamiento, la economía doméstica es un micro entorno en donde se entrelazan diversas prácticas: los gastos, ahorros, las inversiones y demás transacciones.

Pero también dentro de la economía doméstica influyen factores externos: la legislación que impacta en el bolsillo de los asalariados tendrá una consecuencia directa en la economía doméstica de una familia cuyo estrato socioeconómico se define en la esfera de los trabajadores.

Otros casos de influencia de los factores externos puede ser un aumento en las cuotas de una hipoteca, el índice inflacionario sobre la canasta básica, etc.

En síntesis la economía doméstica es el entorno a través del cual se cubren las necesidades de los miembros del núcleo familiar a partir de prácticas que están relacionadas con los factores financieros internos y externos. El objetivo último de la economía doméstica es satisfacer a los miembros de la familia y dotarlos de una buena calidad de vida.

¿Cuáles son las funciones de la economía doméstica?

Quizás resulte algo avasallante el concepto de economía doméstica ¿Tantas cosas se deben hacer en el entorno hogareño? ¿Cómo una o más personas pueden hacerse responsables de tantos aspectos? Para simplificar, podemos dividir las funciones de la economía doméstica en diversas categorías:

La función del consumo: en el seno de una sociedad como la nuestra, el consumo es la base de la economía doméstica ya que a través de dicha práctica satisfacemos las necesidades de los miembros de la familia. La nutrición, por ejemplo, puede abordarse a través del intercambio de dinero por alimentos.

Dentro de esta categoría podemos encontrar el concepto de consumo responsable, una noción cada vez más en boga, que orienta a las personas a ser conscientes de las elecciones a la hora de consumir de acuerdo a factores tales como el medio ambiente o el impacto social.

Por ejemplo, en relación al consumo de servicios, como el agua, el ahorro es clave para un consumo responsable.

La función remunerativa: ¿Cómo proveemos a los miembros de la familia de los insumos necesarios para una buena calidad de vida? A través de la función remunerativa. Un ejemplo por excelencia dentro de nuestro sistema es el intercambio de la fuerza de trabajo por un salario.

La función acumulativa: Un aspecto fundamental a tener en cuenta en relación a la economía doméstica es el ahorro: aquello que no se gasta en insumos, se acumula para, por ejemplo, gastos extraordinarios o incluso para proyectos de inversión cuyo objetivo es ampliar la remuneración periódica.

Claves para manejar la economía doméstica:

La economia doméstica no tiene por qué ser un caos cotidiano. Existen claves para poder manejarla de la mejor forma posible, independientemente de los factores externos a pesar de que, como vimos anteriormente, influyen en gran medida.

Una de dichas claves está ligada a la dedicación: ¿cuánto tiempo le dedicamos pura y exclusivamente a nuestras finanzas personales y a nuestra economía doméstica? En este sentido, no solo debemos hacernos tiempo para organizar la administración del hogar en términos de ingresos y gastos, sino también para educarnos en relación a las finanzas.

Conocer acerca de los mecanismos y métodos que mejor harán rendir nuestro dinero es una responsabilidad importantísima para cualquier persona a cargo de la economía familiar. ¿Cómo hacemos? Existen numerosas maneras: asistir a un curso, contratar a un asesor o coach financiero e, incluso, de maneras gratuitas como leer y aprender periódicamente sobre economía doméstica en sitios webs y portales de Internet.

Recordá que una persona educada financieramente tendrá más posibilidades de progresar económicamente.

Otra clave es la organización en relación a nuestras metas financieras y la elaboración en consecuencia de un plan de acción viable, honesto y presupuestado.

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