Consejos para reducir el estrés del cuidador mientras cuida

La dependencia conlleva la necesidad de contar con un profesional sanitario, un centro especialista en cuidados o la necesidad de que un familiar se haga cargo de la persona enferma. En muchas ocasiones estos cuidados se extienden a todo el día, incluida la noche, lo que  conlleva unos cambios en los hábitos del cuidador que no en raras ocasiones deriva en situaciones de estrés de personas cuidadoras, tristeza y baja autoestima.

Cuidar al cuidador es una tarea pendiente de la sociedad y faltan medios para apoyar a estas personas que deciden cambiar el rumbo de sus vidas para hacer más fácil y llevadera la de sus familiares o personas ancianas necesitadas.

Por eso, antes de derivar en situaciones de ansiedad, conviene poner en práctica pequeños ejercicios para mantener un día a día saludable e intentar que el optimismo también tenga su hueco en la nueva rutina.

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Consejos para reducir el estrés en el día a día del cuidador

Mantén una rutina. Posiblemente tengas que empezar de cero, mudarte, tener otras horas de descanso y comidas. Organiza esa nueva forma de vida con espacios para ti y sobre todo con momentos que te hagan ser felices.

Estipula unos horarios que puedas cumplir. Ser cuidador no implica ser superman. Todos tenemos días buenos y malos y seguramente no estás solo en el mundo. Pide ayuda cuando lo necesites y no dudes en llamar a hermanos, padres, familiares… que te echen una mano y te permitan algo más de libertad de movimientos. También existen asociaciones que reúnen a cuidadores y otras personas como tú con las que compartir momentos y aliviar tus preocupaciones.

Cuida tu alimentación y estado físico. Cuidar a otra persona supone un sobre esfuerzo, mental y corporal. La alimentación y el deporte son dos factores importantes en este momento, por lo tanto, más si cabe para cuidar tu dieta y dedicar al menos una hora al día para ejercitar tu cuerpo. ¡No te lo saltes!

Duerme mientras descansa la persona a la que cuidas. Aprovecha los ratos de descanso de la persona a la que estás cuidando para descansar tú también. Descansar te ayudará a estar más optimista y a reponer fuerzas. No te empeñes en usar esos momentos para rematar tareas que tenías pendiente o empezar otras nuevas. Tu  descanso también es importante para que puedas cuidar bien.

Escucha música. Pon la radio o la tele o usa el elemento que más te convenga y que te ayude a sentirte mejor. Tu disco favorito, la radio, programas de humor… intenta crear un ambiente agradable y adapta el espacio del cuidado a tus necesidades si pasáis muchas horas juntos.

Mantén una vida social activa. Quizá ahora tienes los horarios más ajustados y no toda la libertad de un adolescente pero la vida social no solo se hace en la calle o en las cafeterías. Invita a tus amigos a tomar café en casa, a comer, a cenar. Aprovecha los ratos de salir a la compra o hacer recados para reservar un hueco y hablar con otras personas de cosas que no sean tu día a día. Hay ratos también para desconectar.

Evita los pensamientos reiterativos y rumiaciones. Pasar el rato lamentándote no ayuda en nada, ni a ti ni a la persona a la que cuidas. Millones de personas necesitan cuidados como los que tú estás dando. Valora tu ejercicio y siéntete orgulloso de lo que haces y haz que tu entorno así lo valore también. Cuidar a un enfermo o a una persona dependiente no es un castigo divino, es una fase de la vida por la que tampoco puedes estar quejándote continuamente.

¿Algún truco más que nos aconsejes?

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